Nos siguen. Van detrás nuestro y se ríen. "Where are you from?" (de donde venís?) preguntan. "We come from the moon" (Venimos de la luna), contestamos. Se ríen el triple. Es una risa sincera, les hace mucha gracia. Me río con ellas.
Son mujeres de la etnia Dao. Conocen el inglés bastante bien para no haber ido nunca a la escuela. Lo aprenden de los turistas que venimos a verlas. Son muy simpáticas, se ríen cuando les hablamos de nuestra vida en Barcelona.
Resulta que lo que quieren es mostrarnos el camino hacia su aldea, acompanarnos y hablar con nosotros, a cambio de comprarles alguna cosa. Aceptamos. Visten con un panuelo rojo en la cabeza, tapándose el pelo, unos pantalones piratas y una camisa. Todo hecho con tejidos naturales (concretamente: con la planta de la marihuana) y tintado con índigo.
Atravesamos arrozales, casas de chapa de madera, ninos desnudos, cerdos, patos, gallinas, búfalos... parece que hayamos volado 300 (o más) anos atrás. Y lo discutimos. Esta gente es feliz, igual que nosotros, con la diferencia que ellas no conocen las vacaciones, los coches y la playstation, las hipotecas, los vestidos bonitos y el material de montana.
Quizás deberian desear a vivir mejor? Pero que es mejor para ellas? Me alegro de que el comunismo haya llegado a sus tierras.
Nos llevan a su casa. Indescriptible. Hacen fuego para cocinar el arroz, sin una salida de aire. La olla está negra. El suelo es de tierra, y toda la casa está hecha de madera. A un metro de la puerta de entrada viven los cerdos y los patos. Y el marido, que hace el marido? no me saben contestar... trabaja en el campo. Sólo poseen un electrodoméstico: una televisión que les muestra aquello que quizás algun día deseen tener.
Allí negociamos las compras. Un bolsito y una tela bordada.... se lo han ganado.
dijous, 20 d’agost del 2009
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